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con su hijo (mentee), ba- sado en el conocimiento, la experiencia y la sabi- duría que dan los años de vida. En principio, por ley natural, una persona con mayor trayectoria gene- ralmente atesora matices y enfoques difícilmente detectables por alguien más junior. En otras pala- bras, ha tenido sobradas oportunidades de confun- dirse y aprender durante el camino, lo que le da una ventaja competitiva ante la vida. Y eso, en términos de educación, significa que hay ocasiones en las que con mis cuarenta y siete años tengo más con- ciencia, experiencia o razón que mi hija con sus catorce, por lo cual mi in- tervención se produce de una forma unidireccional, prevaleciendo mis crite- rios sobre los suyos. Quien tenga un hijo adolescente, ya sabe de lo que estoy hablando; hay momentos y asuntos que requieren una activa presencia por parte de los padres, pa- sando a un segundo plano aspectos relacionados con la laxitud o el “buen rollo”.


Sin embargo, mantener una actitud unidireccional todo el tiempo va fron- talmente en contra del desarrollo de la persona, que a fin de cuentas es la protagonista y beneficiaria del proceso educativo. En otras palabras, cada vez que le diga a mi hija lo que tiene que hacer le esta-


ré robando una preciosa oportunidad para que lo descubra por sí misma. Y yo quiero que sea autó- noma, no que mantenga un cordón umbilical que le una conmigo durante toda su existencia.


Dependiendo de la cir- cunstancia y de la natu- raleza de la relación con su mentee, pueden darse cuatro posibilidades:


1. Orientación a la tarea y enfoque unidireccional: En este caso, el estilo que usa


Es precisamente la combi- nación entre estos dos ejes lo que define los diferentes estilos que puede utilizar un mentor durante un proceso de mentoring. Cabe rese- ñar que aunque las formas de acompañamiento que puede utilizar un mentor puedan asemejarse como metáfora al proceso edu- cativo de un hijo, es im- portante entender que los principios que operan en el desarrollo y aprendizaje de adultos siempre serán diferentes.


el mentor es “DECIR”. Por ejemplo, imagina que en la sala de urgencias de un hospital el médico jefe está mentorizando al equipo de médicos junior que están empezando a desempe- ñarse en ese contexto. Si en ese momento entra un paciente con riesgo de muerte por un accidente de tráfico, el desarrollo de las personas pasa a un se- gundo plano. Los médicos junior obedecerán las indi- caciones precisas que el médico senior les traslada- rá. Y esto es absolutamen-


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