Un rato, después, llegó Carlos y no la veía. De pronto sa-
lieron los policías de la cocina, del baño y del dormitorio.
Atraparon a Carlos y se lo llevaron y lo encerraron en la
cárcel.
Alicia al fin se quedó tranquila y se fue a vivir con su fami-
lia.
Juan José Pérez Muñoz.