El primero, es ser capaz de ser consciente de sus propios valores diferen- ciándolos de los de la propia organización. Muchas veces confun- dimos lo que nosotros valoramos con lo que la organización valora y necesita y esto puede contaminar cualquier trabajo que pretenda- mos realizar de transmi- sión y/o alineación.
El segundo desafío es ser capaz de ayudar a sus mentees a tomar cons- ciencia de sus propios valores y cómo estos tienen cabida en el ejer- cicio de su función y en relación a la organiza- ción.
El tercer desafío es con- seguir operativizar (“ba- jando a tierra”) aquellos valores que la organiza- ción quiere impulsar. En relación a esto , es inte- resante conectar e inte- grar diferentes niveles de proceso.
Básicamente podemos dividirlos en 4, yendo del más abstracto al más concreto:
• El primer nivel es pro- piamente el de valor: de- finir qué valor de nuestra organización queremos impulsar (honestidad,
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Toma consciencia de tus propios valores
integridad, innovación.. etc.). A este nivel es to- davía difícil poder tra- bajar. Habitualmente es un nivel que se define en nuestras empresas y es el que se suele recoger en los listados de valores.
• El segundo nivel a tra- vés del cual se manifies- tan nuestros valores es a través de las capacida- des y/o habilidades que necesitamos para
hacer efectivos nuestros valores (ejem: imaginar, recordar, delegar, influir, comunicar…).
Una buena pregunta que nos podemos hacer para dar forma a este segundo escalón es la de pensar qué habilida- des y/o capacidades personales necesitarían nuestros empleados para poder satisfacer y/o ha- cer efectivo el valor que
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