Es que no es para equivocarse. Lo casinos no son ton- tos y las corporaciones de casinos menos aun. ¿Por qué digo esto? Porque los conozco por dentro, des- de aprendiz de crupier hasta máximo ejecutivo, con todo lo que contiene dentro, incluyendo el diseño de programas de capacitación, sistemas de seguridad, marketing y todo el resto.
En su más insigne momento, dirigimos el gran juego de Punto Banco (Baccarat en EEEUU y otras jurisdic- ciones) en el casino VIP del Playboy Club de Londres, luego millonarios e interminables juegos en el leg- endario Casino del Caribe en la deliciosa Cartagena de Indias, a veces con tres mesas de PB al mismo tiempo, y más tarde en el lujoso Regency Club del Wild Coast Sun Casino a orillas del Océano Indico, en Sudáfrica.
En estos salones de muy alto vuelo dirigimos la ac- ción del juego para campeones de póker, tahúres, princesas persas, emires árabes, magnates de casi- nos de Macao y Sudamérica, grandes comerciantes hindúes, además de actores celebrados con Óscares y todo, y hasta James Bonds, con o sin villano; no to- dos juntos claro está, aunque en ciertas ocasiones muchos de ellos a la vez, porqué no. Porque todo eso era parte del ocasionar diario, para ganarse uno el pan nuestro de cada día.
También estaban los grandes juegos de ruleta fran- cesa o americana, y gran acción en los juegos de Craps y Blackjack, también; y en momentos espe- ciales el elegantísimo y casi extinto Baccarat-Banque. ¡Cosa más linda!
Entonces, todos los comentarios a seguir no proceden de terceros, son copia y pega de reportes, o incierta conjetura. Todo el juego fue tan real que aún se siente en las yemas dac- tilares, siguen fijadas en pardas irises, y grabadas en el disco duro de la memoria. Toda la acción fue tal real como lo era la religiosa y regimen- tada calibración de los cilindros de las ruletas, los exámenes microscópi- cos de equilibrio de los dados y la milimétrica inspección de los naipes de juego antes de emitirlos para el juego legal y de suerte. Y todo ll- evado a cabo por profesionales del juego vivitos, coleando, y tratando de anticipar cualquier movida comprometedora.
Porque la acción del juego en vivo de los casinos está a cargo de profesionales de carne y hueso con recursos humanos en vivo y en directo, y el soporte de personas de carne y hueso también. Y la ayuda de los equipos electrónicos tiene sus limitaciones y por esto es un soporte limitado pasivo, en un juego donde agentes activos y pasivos tienen que comple- mentarse infinidad de veces en el transcurso del tra- bajo diario para protegerse unos a otros a toda costa como lo dicta la ley de la tierra, y donde la toma de decisiones debe ser casi instantánea y correcta todo el tiempo.
Ricki Chávez-Muñoz En el Playboy Club
14 Casino Internacional Americano
Por lo tanto, al igual que los grandes ganadores en una ruleta del Ritz lon- dinense hace unos años, quienes se guardaron una fortuna con la ayuda de la electrónica para calibrar el ses- go del cilindro en la ruleta antes de caiga la bolita, volteando de esta for- ma el porcentaje a su favor y en con- tra de la casa y llevándose jugosos dividendos de esta forma; en la situ- ación actual del casino Crockfords de Londres, donde han acusado al campeón mundial póker Phil Ivey de
usar tramposa ventaja jugando en la mesa de Punto Banco del casino para hacerse de unos millones de libras esterlinas, existen similitudes de control del juego donde se debe comprobar que los agentes activos estaban todos compus mentis, al tanto de lo que pasaba, vivitos y coleando, y sobre todo, defend- iendo los colores de la casa de Genting, la propietaria del Crockfords Casino.
La acusación de la empresa Genting contra Ivey ha sido como respuesta a la demanda presentada por el campeón de póker ante el Tribunal Superior de Londres contra el Crockfords Casino por negarse a pagarle los millones de esterlinas que ganó durante dos días de juego, en agosto de 2012.
Se ha informado de que Phil Ivey depositó £1 millón (US $1.5 M) en la Caja del casino para jugar Punto Banco en agosto pasado, y comenzó a jugar como él solo sabe hacerlo: para ganar. Al terminar el juego, Ivey había ganado un reportado £9 millones (US $14.5 M), pero el casino retuvo el pago de esta ga- nancia para abrir una investigación sobre la forma de juego del campeón de póker.
Existen muchos factores de seguridad a prueba de balas en el armero de un casino para evitar una ca- tástrofe donde la mala racha se sucede en exceso en los juegos de azar; especialmente cuando se en- tretiene a un jugador del calibre de Phil Ivey, quien no por nada es probablemente mejor jugador de póker del mundo.
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