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26 Vacuno Tabla 3.


Costes reportados de brotes agudos de BVDv o IBR en granjas lecheras. El coste se expresa por vaca.


País/Región Canadá (Ontario) Holanda


Irlanda Escocia


Australia Francia


Coste


361-390 € (523-1.000 Can $) 304 €(410 $) 112 € (IBR) 88 €


275 €1


153,2 €(220 AUS $) 75-121 €


Referencia


Carman et al., 1998 Pritchard


Noordegraaf et al., 1998 Barrett et al., 2011 Scottish Gov., 2006 Healey et al., 2006 Fourichon et al., 2005


1Calculado como incremento de ingresos/reducción de costes después de la eliminación del virus de la granja.


Tabla 4. Prevalencia del BVDv en los rebaños escandinavos al principio de los años 90. País


Prevalencia (%) Referencia


(Bitsch y Ronsholt, 1995). 2


Dinamarca 401


-50


Houe et al., 2006


Finlandia >1


Noruega 22 (7)2


Suecia 50


Linberg, 2002 1Los test de rebaño sobre el total de la población indicaban un 39 % de rebaños con PI


Los test de rebaño reflejaban sólo un 7,1 % de rebaños con serologías compatibles con una infección activa o reciente.


La vacunación


En la situación actual del sector vacuno español, la vacunación es una inversión necesaria en las granjas, ya que correr el riesgo de no realizarla supondría no poder hacerse cargo de las consecuencias económicas; es decir, el sector no está en la posición económica de correr el riesgo de no vacunar. Sin embargo, la vacunación no es la


solución global al problema del BVDv. La bioseguridad en las granjas, las medidas de higiene y el control de movi- mientos son de capital importancia para establecer un rebaño sano y bien prote- gido frente al BDVv y otras infecciones importantes.


La vacuna a emplear en cada caso depende de muchos factores: el manejo de la granja, los condicionantes epidemiológicos y legales, el coste asumible por el ganadero, etc.


El papel que desempeñan las ADSG


en la información epidemiológica y en la guía y asesoramiento de las explotaciones es una pieza clave para mantener un nivel sanitario elevado. El muestreo periódico de las explotaciones, que debería ser uni- versal y no sólo restringido a las granjas agrupadas en las ADSG, y la información que revierten los laboratorios de sanidad animal constituyen un valioso sistema de alerta y ayudan a mantener activas o a implantar las defensas necesarias; ade- más de proporcionar datos sobre los que establecer medidas o estrategias de con- trol de amplio rango. Sin embargo, ni la bioseguridad por sí


misma, ni la información epidemiológica son elementos fiables para mantener una explotación indemne indefinidamente. Los modelos de control de BVDv que


se establecieron en los años 80-90 han demostrado que son un camino largo y costoso. Incluso en países que partían de densidades ganaderas y de prevalencias


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de infección muy pequeñas, los progre- sos fueron lentos y los objetivos previstos tardaron más de 10 años en conseguirse (Presi y Heim, 2010) (tabla 4). Estudios de control más modernos,


llevados a cabo en regiones de gana- dería más intensiva preconizan que la bioseguridad y el chequeo de animales persistentemente infectados no conse- guirán eliminar la infección de BVDv en las explotaciones. De hecho concluyen que estas medidas deben ser comple- mentadas con una política estricta de vacunación (Stott y Gunn, 2008), (San- tarossa et al., 2005), (Greisser y Moen- nig, 2003).


¿Qué tipo de vacunación puede ser más conveniente?


La vacuna a emplear en cada caso depende de muchos factores: el manejo de la granja, los condicionantes epide- miológicos y legales, el coste asumible por el ganadero, etc. Estos factores deben tenerse en cuenta al plantear un pro- grama de vacunación riguroso y capaz de mantenerse en el tiempo. Una de las consideraciones epidemio- lógicas que se debe hacer al plantear un


programa vacunal no tiene que ver ni con el IBRv ni con el BVDv, tiene que ver con la situación de desprotección que se ha ido generando frente a otros virus, como el RSBv o el PI3v, debido al abandono de vacunas multivalentes por otras monova- lentes, ya sea de IBR marcador o de BVD y, en muchos casos, por el abandono de la vacunación en general. El incremento de costes que ha supuesto


este abandono ha llevado a muchos gana- deros a sustituir una vacunación frente a cuatro agentes por una frente a uno o dos virus, como máximo. Como consecuen- cia, en muchas granjas se detectan casos clínicos, incluso bajas, atribuibles al virus del RSB. Cuando no existe requerimiento formal


del uso de vacunas marcadas de IBR, se recomienda valorar el empleo de vacunas polivalentes. En el equilibrio entre prevalencia de


enfermedad e interés por la vacunación, el coste del programa es un factor deci- sivo para que los ganaderos se decanten en una u otra dirección (Rat-Aspert y Fourichon, 2010). En aquellas explotaciones que sí


están inmersas en programas oficiales de control de IBR, ampliar la inversión para incorporar una vacuna trivalente


de garantía puede ser la alternativa más viable para un control más completo de las principales enfermedades víricas del rebaño. •


Bibliografía disponible enwww.albeitar.grupoasis. com/bibliografias/infeccionesviricas178.doc


Para pensar...


A continuación, se presentan algunas preguntas que debe hacerse un veteri- nario de explotación:


• ¿Las explotaciones bajo mi respon- sabilidad, están protegidas suficien-


temente frente a los virus IBR, BVD, SRB y PI3?


• ¿Qué costes de enfermedad puedo esperar de mi experiencia y de la de


mis compañeros?


• ¿Se justifica no actuar en la protec- ción de estos virus?


• ¿Qué tipo de vacuna debo utilizar teniendo en cuenta el programa y el


presupuesto?


• ¿Qué protocolo vacunal es más fia- ble, completo y conveniente para


cada cliente?


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