defensa de esa “ocurrencia diferente”.


Dentro del tan manido, pero absolutamente necesario trabajo en equipo, se trata de que los miembros de éste tengan el compromiso de dar el máximo de sí en cada momento para lograr la exce- lencia, sin preocuparse por la defensa de intereses parti- culares o de algún colectivo que no sea el propio equipo.


Pues bien, en ocasiones la fortuna o el empeño hacen que algunas de esas ideas creativas, después de un periplo de explicaciones y


negociaciones internas pueda llegar a ser aceptada, puesta en marcha y permitir alcan- zar los objetivos “comunes”.


Pero estos objetivos ¿son realmente comunes?. Cuan- tas veces las agendas ocultas de sus participantes hacen que desde la defensa de la parcelita individual de poder, o incluso mero conocimien- to, se trate de minar el éxito de esa idea.


Cuando esto ocurre, puede surgir la pregunta de ¿para qué tener ideas que pue- dan asombrar? Dado que en ocasiones, el efecto que


las mismas pueden tener es precisamente que en la capa- cidad individual de buscar la excelencia, los menos crea- tivos se sientan amenazados y como forma de autopro- tección y de protección de lo establecido, alguno de los miembros del equipo y, por tanto éste como sistema, sufran “agresiones” de algún tipo.


Entonces ¿es posible asom- brar en las Organizaciones actuales como elemento esencial del trabajo en equi- po? Sinceramente creo que sí, definitivamente sí, pero sin olvidar algunos as-


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